La
ciudad de Manzanillo es prodigiosa para el desarrollo de la música cubana,
sazonada desde hace algunos años con el sexteto Ni más ni menos, fórmula sonora a la medida, que arriba a 10
años de vida artística, bajo la dirección del maestro Juan García Ramírez.
-¿Por qué el nombre de
la agrupación?
-Sabido
es por muchas personas que los septetos devienen de los sextetos al
incorporarle un instrumento de viento, somos seis y nacimos con ese aditamento
incluido.
-¿Cuál es su estructura?
-Bajo,
guitarra, saxofón, un percusionista, una cantante con percusión menor y un tresero,
cinco de los seis integrantes cantamos y cada uno hace lo posible por brindar
el máximo de calidad al público.
-¿Qué tipo de música
cultivan?
-Especialmente
la cubana: sones, guarachas, boleros, guajiras… a partir de nuestro viaje a
México incluimos algunos clásicos del repertorio nacional como Son de la loma,
Lágrimas negras…
También incursionamos en la música caribeña, algún que otro
bossa-nova, cumbias, merengues… y una versión que hice sobre el vals Que nadie sepa mi sufrir, popularizado
por el trío puertorriqueño Begavajeño, que
ha impactado sobremanera.
-¿En qué lugar
apreciarlos?
-Somos
anfitriones de la peña habitual denominada De la trova al son, la realizamos
cada mes en la casa que agrupa a los trovadores de la ciudad, compartimos ese espacio
con artistas invitados.
“Aunque
nos presentamos fuera del país y en otras actividades de reanimación cultural
en el territorio, aspiramos a trabajar para los bayameses, donde residen muchos
compañeros nuestros, presentes en otras agrupaciones.
“Desde
la fundación, solo una vez actuamos en la capital granmense, queremos
intercambiar lo que hacemos con sus músicos, agradeceríamos infinitamente tan
necesario acercamiento”.
Mientras
tanto, Ni más ni menos, la fórmula
sonora a la medida, sigue cautivando a seguidores y a amigos que disfrutan la sonoridad tradicional y contagiosa de su
música.
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