Una mirada que te acerca al mundo de los escritores y artistas de la provincia de Granma, Cuba.

miércoles, 22 de febrero de 2017

Cuco el pinareño

                                                 Ojalá reconociéramos lo que tenemos, con la misma facilidad que  
                                                 conocemos lo que nos falta.
                                                                                   Mario Benedetti



Siempre  me ha llamado la atención el origen  justificativo para tildar de tontos o  despistados a los pinareños, esos personajes mundialmente conocidos por sus chistes e imaginarias anécdotas que sazonan el plato fuerte en cualquier tertulia.
Por eso recuerdo a Cuco, el de Vuelta Abajo, lugar  donde se produce el mejor tabaco nacional, de hojas  gustosas y, sobre todo, fuertes.
De allí procedía aquel amigo que conocí  en un encuentro nacional de oralidad.  Me presenté ante él  y  extendí mi diestra expresándole breves palabras de cortesía:  
– Mucho gusto, el mayor de los placeres, dije, y la respuesta me arrebató la inesperada sonrisa:
-El gusto es mío, pero el menor es de Pancho García, el que vive en San Juan y Martínez, allá en Pinar.
Así era este personaje, ingenioso hasta más no poder, a tal punto de poner una escalera en la orilla de la playa, para que subiera la marea, de sentarse en el piso, para no caerse cuando empinaba varios sorbos de ron, de repudiar el sexo oral, porque lo prefería escrito.  Con su peculiar forma de hablar contaba historias callejeras de su pueblo, desde lo ocurrido a un conocido de la infancia que, afectado por los riñones, el médico le indicó  tomarse tres muestras de orina y solo ingirió dos, porque, según  él, sabía horrible, hasta el espectador que compraba indignado  una y otra vez el boleto  del cine,   porque el portero siempre le rompía el ticket al entrar.
Una tarde de ocio hablamos mucho sobre las “pinareñadas”, me contó sobre la discoteca construida en la planta alta de una funeraria  y  lo ocurrido en  un cine de Pinar del Río, cuyos constructores entregaron la obra con la concretera dentro y al no poderla sacar por la puerta, derribaron una pared  para poner a buen recaudo aquel medio básico de la construcción.
Me contó que esa noche, durante la inauguración, tomó asiento en la última fila, porque, según él, el que ríe último, ríe mejor.
Realmente Cuco era un tipo diferente, dispuesto siempre a exagerar las más inverosímiles historietas de su pueblo:
-Compadre, es que las cosas ocurridas allá son únicas, dijo con cierta picardía, mientras sacaba del bolsillo de su camisa un papel guardado con esmero.
-Mira, esta carta la envió mi madre a los pocos días de mi estancia Bayamo.
Y emocionado le dio lectura:
Cuco, hijo mío:
Te escribo despacio porque sé que no puedes leer de prisa. Si recibes esta carta es porque te llegó, si no, avísame y te la mando de nuevo. Tu padre leyó en el periódico que, según las encuestas, la mayor parte de los accidentes ocurren a un kilómetro de la casa, por eso nos mudamos mucho más lejos.
El lugar es lindísimo; la vivienda tiene una lavadora blanca de porcelana  que es una maravilla, aunque un poco rara, imagínate, ayer metí los calzoncillos de tu padre, tiré de la cadena y, desde entonces, no he vuelto a ver la ropa interior. Te imaginarás cómo se puso el viejo.
Luego dije que le comprara una enciclopedia a Manolito, para que fuera a la escuela y se molestó muchísimo:
¡Carijo!, nada de enciclopedia, que vaya a la escuela a pie, como los demás muchachos…
Pienso entonces, y no es matraca mía, que la palabra “pinareño”, es un gentilicio, enriquecedor de la oralidad cubana, toque distintivo de nuestro lenguaje, por eso, Cuco, va más allá de la hospitalidad y de la burla acompañante de sus adorables barrabasadas.

sábado, 18 de febrero de 2017

Mirada previa a la Feria del libro en Granma




Coloquios, talleres, ruedas de prensa  y conferencias se integran a las acciones distintivas de la XXVI Feria del libro en Granma,  prevista del 6 al 9 de abril venidero.
Yamila Cumbrado Tamayo, sustituta legal del Centro provincial del libro y la literatura en el territorio, señaló que ya está definido el comité organizador del evento, para trabajar en diferentes comisiones a partir de la integración de las  instituciones provinciales.  
Señaló que las editoriales Orto y Bayamo, estarán representadas con títulos sugerentes: Té en el jardín, Travesía del silencio, Paso de prisa, Otras miradas al día, Visiones filosóficas del pensamiento martiano, entre otras novedosas propuestas.
Por su parte, Ridiel Roblejo Leyva, miembro del comité organizador, añadió que  pretenden consolidar un evento diferente, basado en un programa literario capaz de satisfacer las expectativas de la población.
Dijo, además, que en estos momentos recepcionan variadas ofertas institucionales, en busca de mayor integralidad para el atractivo programa cultural, que incluye diferentes  manifestaciones del arte.  
Como acción  previa a la Feria del libro se inauguró, esta semana en Guisa, la Biblioteca 30 de Noviembre, dispuesta a enriquecer el caudal cognoscitivo de los serranos.

viernes, 17 de febrero de 2017

Agasajan al Colectivo Teatral Granma



 “Resulta una enorme satisfacción que a 40 años de creado el Colectivo Teatral Granma, nos reuniéramos para compartir una obra, interpretada  por diversas generaciones de actores forjados en el quehacer del grupo”.
Así lo expresó Norberto Reyes Blázquez, fundador, actor y actual director, de la referida institución, tras la puesta en escena de la comedia ligera, de situaciones, El paciente impaciente, escrita por él en el año 1997, ahora presentada en el Teatro Bayamo, del municipio homóni
Fundadores y actores jóvenes se fundieron en un mismo empeño, para homenajear a quienes iniciaron el teatro en la ciudad de los coches, aquel 14 de febrero de 1977, bajo la dirección artística del actor Miguel Lucero.
Previamente, quedó inaugurada una expo-fotográfica que recoge la memoria de los principales momentos de  la agrupación, en la que aparecen, entre otros: Rayda Alfonso, Nelson Cisneros y Rubier Cruz, fundadores presentes también en la noche de gala.
El Colectivo Teatral Granma, primer conjunto de teatro profesional en el territorio, tuvo una plantilla inicial de 41 integrantes y en su repertorio figuran obras como De la extraña y graciosa aventura de Sancho Panza en la ínsula Barataria, Las mil y una noches guajiras, Mabay, Wampampiro Timbereta…  
El trabajo creativo del grupo está avalado por múltiples premios y reconocimientos que lo hacen merecedor del respeto de un público que le quiere y admira.
Compartieron el homenaje, directivos del Partido, del Gobierno y representantes de instituciones culturales del territorio.

viernes, 10 de febrero de 2017

Monólogo simple para un Moliére Tropical




El calendario marcaba el 14 de febrero de 1977 cuando nacía en la ciudad de Bayamo el Colectivo Teatral Granma, primer conjunto profesional, de esa modalidad, en el territorio.
Cuarenta años después de ese acontecimiento, Norberto Reyes Blázquez, bautizado como el Moliére Tropical, fundador, actor y actual director de la referida institución, testifica el envidiable trabajo de ese tiempo. 
“La llegada del teatro a la ciudad, en 1976, fue una novedad, de eso se encargó el  experimentado actor y director Miguel Lucero, junto a su esposa y actriz Delia Niuvó, procedentes del grupo Teatro Estudio, de La Habana. 
“Ellos presentaron un  ambicioso proyecto para fundar la compañía teatral, y con el apoyo de las autoridades del territorio lanzaron la convocatoria para un seminario de actuación.
“Cientos de aspirantes nos alistamos por curiosidad, más que por interés, salvo excepciones, no sobrepasábamos los 20 años de edad,  muchos vinculados laboralmente: Rayda Alfonso, Miguel Appa  y Andrés Araujo, procedían de la música, María Teresa González  y yo trabajábamos en las Artes Plásticas, Omar Perera, Ileana Santoya y Teresa Rojas, eran instructores de Teatro, Luis Ángel Lin, de la radio, y así por el estilo.
“En realidad, no teníamos formación académica alguna, por eso los gestores de aquella idea aplicaron la combinación de estudio-trabajo, priorizando lo actoral. Por las noches asistíamos a las clases de teoría y el resto del tiempo lo dedicábamos al  montaje de obras.
“En esta primera etapa estrenamos Canto cuentos, cuentos canto, con guión y dirección de Delia Niuvó, Cecilia Valdés, Las pepillas ridículas, Las bayamesas, Operación Carlota… hasta que en 1980, nos sometimos a la primera evaluación profesional.
“Ese mismo año, llevamos a escena la obra Punto sin retorno, escrita y dirigida por Lucero, con su estreno se inauguró la Sala-teatro José Joaquín Palma de Bayamo, que fue nuestra sede hasta 2002.
“Ya éramos actores calificados: mejores salarios, un lugar estable e idóneo para el montaje  de las obras y como  el grupo estaba en condiciones de asumir empeños mayores, comenzamos las primeras superproducciones, entre esta, De la  extraña y graciosa  aventura de Sancho Panza  en la ínsula Barataria, nuestra primera experiencia con un texto clásico.
“Luego trabajamos en Las mil y una noches guajiras, sin duda, la más trascendente de los primeros cinco años del colectivo, un verdadero suceso artístico en la ciudad,  con ella asistimos al Festival de teatro de La Habana, donde alcanzamos el premio de la revista Revolución y Cultura. 
“Por ese tiempo actuábamos también en varios seriales televisivos: El mambisito, El joven rebelde, la telenovela La conjura de la ciénaga… hasta que el destino nos preparó una mala jugada, el director se involucró en un extraño evento, no pudo continuar junto al grupo y quedamos en la orfandad.
“En el pueblo corría un comentario: “El sueño había terminado”, y debíamos regresar a nuestros primeros oficios, algunos integrantes también daban por segura la desintegración.
“Apenas teníamos experiencia teatral, no existía la persona con capacidad suficiente para dirigir, ni nadie que hubiera incursionado en la dirección escénica, más allá de lo aprendido. Situaron, entonces, al actor Juan Rubier Cruz al frente de la dirección administrativa del grupo.
“Ante la disyuntiva de qué obra montar, Andrés Araujo propuso El paciente impaciente, una comedia ligera de situaciones que escribí en el año 1977. Meses después, la estrenábamos.
“Corría el año 1983, cuando se cumplía el aniversario 50 del Soviet de Mabay, insólito acontecimiento político-social acaecido en el central azucarero que hoy lleva por nombre Arquímides Colina. La anterior dirección del grupo se había comprometido con las autoridades de la provincia a escribir y llevar a escena una obra teatral basada en aquellos hechos, cuyo estreno ocurriría para la fecha en cuestión.
“El proyecto había avanzado solo hasta la investigación, pero aceptamos saldar aquella deuda y apareció la superproducción titulada Mabay, algo impensable para un grupo que había perdido su director artístico hacía poco tiempo.
“Fue la época donde las comisiones nacionales recorrían todo el país seleccionando obras para participar en los festivales, lamentablemente, ese tribunal no pasó por Granma, pues conocían la partida del director, pero logramos el empeño y en 1984, participamos en el Festival  internacional de La Habana.
“Aquello resultó un certificado de vida para la salud del colectivo, a partir de ahí perfilamos el estilo de trabajo, alistándonos como permanentes en esos encuentros, tanto en la capital cubana, como en Camagüey, siempre con excelentes reconocimientos del jurado.
“Mucho se habla de nuestro repertorio, pero en honor a la verdad fueron seis obras las situadas en los puntos más altos de la trayectoria teatral del grupo, entre los casi setenta estrenos sobresalieron: Las mil y una noches guajiras, De la extraña y graciosa aventura de Sancho Panza en la ínsula Barataria, Mabay, Matías Pérez, Don Juan Normado y La conquista de Ameuropa.
“¿Momentos difíciles? Claro que tuvimos, sobre todo al inicio del llamado período especial. Ante la imposibilidad de girar con obras que incluyeran una carga material y numerosos actores, nos vimos obligados a pasar al pequeño formato.
“Así aparecieron obras menores, como Reencuentro, El hijo de Cornelio del Toro, De monte adentro, Ultrasonido, El debut de Lalá, con esta última participamos en el festival Máscara de Caoba de Santiago de Cuba, donde la actriz Rayda Alfonso recibió premio de actuación.
“Como otra  alternativa apareció Ultrasonido, el primer espectáculo estrenado por un proyecto de cuatro actores, con posibilidades de tocar instrumentos musicales y cantar, cuyo título dio nombre al proyecto homónimo que siguió produciendo y consolidándose. 
“En esa etapa  llevamos a escena Los años duros, con la cual giramos interminablemente por casi todo el país, participando por primera vez en el festival del humor Aquelarre (2000). Allí obtuvimos el Premio al mejor espectáculo y el Premio Cancún, que entrega, en ese marco, el estado mejicano de Quintana Roo.
“El premio siempre se agradece, pero lo considero circunstancial y no un medidor de calidad, puede ocurrir que en el evento la participación esté muy  mala, lo tuyo es lo mejorcito y te llevas el lauro, también puede suceder todo lo contrario, presentas un buen espectáculo, el jurado no lo ve como tal y  el reconocimiento lo coge otra pieza.
“Me gusta más cuando se valora la obra de la vida, eso demuestra el resultado sostenido durante  años. Por eso guardo con tanto orgullo el Premio de Teatro, conferido por las Artes Escénicas; el del Festival Barrio cuento, de La Habana; el Omar Valdés, de la Uneac nacional; la placa Heredia, máxima distinción  de la Cultura, en Santiago de Cuba; la condición de  Hijo Ilustre de la ciudad de Bayamo, emitido por la Asamblea municipal del Poder Popular.
“Lo que sí me queda suficientemente claro es que por todas estas motivaciones, me casé con el Teatro, imagino que a otros también les sucedió lo mismo”.  
                                                                 Foto RAFAEL MARTÍNEZ ARIAS

jueves, 2 de febrero de 2017

José Alberto Tamayo Díaz, El Ruiseñor



Bayamo se torna apacible y aunque es invierno, la tarde llega calurosa, más cuando nos recibe, en el hogar campestre, José Alberto Tamayo Díaz, El Ruiseñor, una de las voces cubanas más cotizadas en los últimos años. La sonrisa amplia y un trago de café, alegran  la bienvenida retocada por su frase tradicional:

-Guajirooooo…echa pa’ acá. Y comenzó el guateque.

-Regresa de La Habana con el premio La voz masculina más popular de Palmas y cañas en el 2016. ¿Lo esperaba?

-Fue una sorpresa, llevaba dos años nominado, hasta que los televidentes dieron su aprobación discutida entre los artistas élites del programa.   

“Es la primera vez que este premio sale de La Habana, justamente el mismo día en que nuestro equipo de béisbol se coronó campeón, por eso también se lo dediqué a los Alazanes, que más allá del alegrón, nos levantaron la autoestima, el patriotismo y el sentido de pertenencia”.  

-¿Cómo valora su reconocimiento?

-Algo extraordinario, porque me lo otorgó el pueblo de Cuba, en el programa televisivo más longevo del país  y, además, reconozco la valía y calidad de los que allí se presentan.

-Dicen muchos televidentes que cuando usted sale a escena, “sube el voltaje” del programa.

-Debe ser por  mi forma de guarachar e interactuar con el público, disfruto cantando, pero me compromete a buscar siempre un tema nuevo y de impacto.  

-¿De qué forma entra al catálogo de Palmas y cañas?

-Para el XI Congreso del campesinado cubano, compuse el tema Guajiro; profundizo tanto en el corazón de la gente de campo, que se tornó obligatorio en mis presentaciones. Comenzaron a llegar cartas y correos electrónicos al programa, solicitándome, y yo los complacía, eso estimuló mi presencia y por esa vía entré al catálogo.

“Hoy comparto con otros artistas estelares que tienen una obra consagrada, como El Jilguerito, María del Carmen Prieto y otros, que el pasado año fueron nominados al premio”.

- Hoy hay mayor presencia de artistas granmenses en Palmas y cañas. ¿Influyó usted en ello?

-Yo no tengo la llave, pero sí el mecanismo para conversar, proponer y que consideren mis ofertas, por eso les abrí las puertas a Arturo Jorge y a su grupo, con excelente acogida.  

“Ahora está invitado Bororó y su Re Mayor, a quienes los esperan con los brazos abiertos, en tanto Manolito y su Tira y jala buscó la fórmula, se abrió paso y entró a la TV, de manera que  la representación granmense ha crecido notablemente”.

-¿Qué significó el 2016 para la vida artística de El Ruiseñor?

-Una etapa formidable, trabajé con Buena vista, Mi son entero, agrupación con la que representé a Cuba en giras internacionales y actué en Varadero.

-Es el compositor que más le ha cantado a los congresos.

-Llevo muy dentro el compromiso eterno con mi país, tengo a la patria tatuada en el alma, al igual que a Bayamo, mi patria inmensa.  

“Ese mismo amor lo comparto con las organizaciones políticas, gubernamentales, de masas y culturales que trabajan por el desarrollo de Granma, por eso  compuse el tema Setenta que no son diez, como presentación del Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba, en  su aniversario 70 de creada.

“Luego grabé el del cónclave de la  Federación de Mujeres Cubanas y también el que presidió el XI Congreso del campesinado.

“Estoy convocado para nuevos certámenes y por ahí andan sus letras”.

-Proyecciones para el 2017.

-Existen muchísimas invitaciones para integrar agrupaciones radicadas en la capital del país y no he querido, me llena de satisfacción estar en Bayamo.

“Por el momento, continuar en el programa Palmas y  Cañas y grabar un disco con canciones relacionadas con el trabajador de la tierra, que vive en el campo.

“Tengo solicitudes de actuaciones por Europa, Venezuela y algunos pueblos de Centroamérica, mediante  un  proyecto que defiende mucho lo cubano, patrocinado por el Instituto Cubano de la Música”.

-Pretensiones.

-Actuar, junto a otros artistas de primerísimo lugar, en el surco con los hombres que hacen la zafra, porque esa tarea es de todos y el deseo de retomar una peña o cantar en algún lugar de la provincia donde pueda interactuar con mi público.

Se impone la despedida, afuera nos absorbe el apacible Bayamo y,  aunque es invierno, el calor de su pueblo calienta el alma de quienes sienten el compromiso de defender con su obra lo bello.