Las honestas
palabras nos dan un claro indicio de
la honestidad del que las pronuncia o las escribe.
Cervantes
La
idea de acelerar el estudio del idioma chino en Cuba me parece genial, aunque sería aconsejable
instituir también un postgrado, maestría o doctorado en Ciencias Filológicas,
para aprender la jerga actual de los
cubanos.
El
idioma Español es uno de los más bellos del mundo, (alrededor de 450 millones
de personas lo hablan), sin embargo, para reguetonearle a Cervantes, en sus
oídos, proliferan por doquier los
enfrascados en trastocar esa
lengua romance empleando frases vulgares, inadecuadas y marginales:
-¿Qué
bolá, loco?, deja esa talla.
Los
cubanos somos dicharacheros y creativos, practicantes de expresiones
coloquiales nacidas del ingenio nacional,
que sin tantas pretensiones activa
la comunicación con nuestros semejantes
y deja “bota'o” a cualquier otro hispanohablante
que nos escuche:
-Oye, ambia, ¿cuál es tu aguaje?, ¡a otro perro con ese hueso!
¿Entendió?
Ciertos
estudiosos de la gramática sustentan que
tales expresiones se deben a la
mezcolanza entre culturas y etnias que tuvo lugar en Cuba, desde la época de
la colonización española.
Resulta
perceptible el desgaste sufrido por
académicos, filólogos y lingüistas en su intento por mantener en alto las reglas del buen
hablar, durante el difícil arte de la comunicación.
En
tal contexto sobran los innovadores, especie humana que le aporta a nuestro
idioma su toque distintivo: ¿le caes mal a otra persona?, enseguida te dicen: ¡Compadre!,
es que no-te-rue-da, generalmente nunca dicen “adiós”, sino “voy echando” o te
saluda con un italianísimo chao… convertido casi en un cubanismo, al
agregarle… y a la vuelta picadillo, aunque no especifique ¿de soya o natural?
Ese
tipo de sujeto si te pide cambiar el
tema de conversación, sencillamente apunta: ¡Gira, gira, que te veo fijo!, o… socio, sácame el pie! Ante la ausencia de
posibilidades te señala:
-Rema,
rema, que aquí no pican.
Cuando
algo inesperado sucede y uno no está preparado para afrontarlo te suelta la
consabida frase: ”Me saqué la rifa del guanajo” y si el jefe anda de mal humor,
plantea que el directivo “anda con el moño vira'o”
Existen
también los llamados racionalizadores idiomáticos, que para estar a tono con las nuevas tecnologías de la información, aplican la recurrente
frase cubana de hacer más, con menos:
-T kiero. Qk.
(te quiero Cuca), o Tunturuntun para especificar que algo se va, se
acabó o desapareció.
Se unen a ese equipo multidisciplinario los
letrados matemáticos, esos que combinan hábilmente las
letras con los números:
-Me109cito.
¿Y
qué me dicen de quienes emplean nombres
de animales para referirse a otras
personas:
.-Oye, tigre…, dime fiera, ruge, león o…son
lobos de la misma camada, refiriéndose
a una misma clase de persona.
Al final del asunto, la Academia Cubana de
la Lengua
tendrá que publicar un glosario técnico,
léxico, cultural y morfológico para entender el lenguaje cubano de hoy.
Cada
23 de abril celebramos el Día del idioma Español, como resultado de una
coincidencia histórica que marcó el final de las vidas de tres grandes escritores:
Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el inca Garcilaso de la Vega.
Ante
los desatinos que impone la modernidad, aseguro que esos paradigmas de la
palabra y de las letras exclamarían también en verdadero acto de locura.
-¡Oh,
Padrino!, por Dios, quítame esa sal de encima.