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miércoles, 21 de junio de 2017

El “doping” nuestro de cada día, según Francisco Pancho





                               El amor y la tos no pueden ocultarse.
                                                                              Anónimo



Cuando Francisco Pancho  se aferra  a un concepto, hay que darle candela como el macao para que suelte, costumbre tan añeja, como los años que lleva de economista.
Por estos días el contenido referencial de su cotidiano discurso es el dopaje, de manera que en medio de la última asamblea de su delegación de base, abordó el tema en improvisado discurso:  
-Bien, compañeros-, dijo limpiándose la garganta frente al auditorio, no podemos marearnos en el esclarecimiento del debate popular y  lo hago con la confianza de  opinar por el bien común, y prosiguió:
Discrepo en que el dopaje es solo aplicable a  los deportistas, ¡puro cuento!, díganmelo a mí que llevo más de 50 años de ver barbaridades “a pululo”, unas con balas de salva y otras, ¡trazadoras!, como dice el viejo Ruperto. ¿Acaso lo duda?
Es verdad que el dopaje  proporciona a los atletas súperpoderes durante una competición, sin embargo dejamos a un lado a  ciertos personajes que también practican, desde hace mucho tiempo, tan nocivo hábito.
Así aparecen el carnicero que de un solo tajo despacha el pollo o cerdo a su favor, el café de la bodega “dopado” por el chícharo, mientras ciertos decisores cierran los ojos para no ver que cualquier tipo de queso, en las pizzas y los espaguetis cuestan igual.  
¿Y qué me dicen del ron a granel y el sellado también, las cervezas y refrescos bautizados con agua “bendita”, de dudosa procedencia o  a quienes se les recuerda el vuelto para que lo devuelva?
-¡Permiso!, solicitó uno de los asistentes, ¿y las viandas asignadas para las personas con dietas médicas, que llegan y jamás se anuncian, o los productos agrícolas pasados de tiempo y ofertados como de primera en los puntos del agro?
-Compadre…¡eso es dopaje!, variante nacional, tipo H uno, virus que  incluye el expendio de frutas  y viandas maduradas con productos químicos adquiridos mediante vías no formales,¿comprendes?,asociadas a la venta de harina de maíz, con tusa molida, alternativas locales al por mayor, que recorren nuestras calles con tremenda impunidad, ¿te das cuenta?
Dopados se encuentran también, algunas “paladares” con precios asfixiantes y determinados trabajadores por cuenta propia que no admiten pagos en cheques, pues  el cobro efectivo no cuenta en el fisco.  
Si bien el Comité Olímpico Internacional establece la necesidad de estrategias contra el dopaje para preservar la salud de los deportistas, sería oportuno aplicar la variante nacional y acabar con este tipo de prácticas consideradas también de alto riesgo para los humanos y sus bolsillos.
Una pieza clave dentro de este  sistema antidopaje, lo constituye el inspector, ¿recuerdan esta asignatura? Sucede entonces que desde el  momento en que el referido factor entra en juego, con el inseparable portafolio incluido y decide “probar la manzana”, inmediatamente  se desactiva el sistema, pero  queda dopado en sangre para el resto de su vida. ¡He dicho!
  






  

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