No hay sábado sin sol ni fiesta cubana sin
dominó.
Anónimo

-¡Capicúa!- gritó el vencedor a
toda voz.
Las
crónicas de entonces refieren que algo similar le sucedió a la anciana Juana Marín, la noche del 12 marzo de 1925,
cuando en el momento crucial, “pasó con ficha” y murió sujetando en la mano el
doble tres.
Cuentan
que a petición de sus familiares, la referida pieza devino lápida de mármol blanco y negro, conocida en
el cementerio de Colón como la tumba del dominó, homenaje póstumo a la referida
canaria, radicada en La Habana.
A ciencia cierta, nadie conoce cómo y por donde le
entró el agua al coco, digo, llegó el dominó a Cuba, pero casi todos sabemos que el referido juego de
mesa, integra la
ciencia del entretenimiento, constituye "el segundo deporte nacional",
junto a las colas del agro, y sin lugar a dudas, es tremendo vacilón.
Unos dicen que desde épocas remotas fue muy conocido
en las culturas china, árabe, egipcia, hebrea, griega…y aunque el nombre del juego es de origen francés, fueron
los conquistadores españoles quienes lo trajeron hasta la tierra más hermosa
que ojos humanos vieron.
Otros aseveran que el juego fue Inventado por un
estadista chino en el año 1120 (a.n.e), mientras algunos estudiosos de la
materia afirman: “el verdadero padre de esta idea era mudo”, tal vez por esa
razón y en su honor, ahora está disponible a través
de Dominó Cubano online de Playspace.
Resulta muy interesante esta variante lógica porque… ¿a quién mandarías a callar en medio de un partido en el que cada “dominosero” exalta
su personalidad, como mejor le parece?
Ellos prefieren las esquinas para
plantar la mesita o el cartón, gustan de sonar la ficha, discutir de pelota,
empinar el codo de vez en vez, multiplicar el chisme del momento, sugerir cómo
llegar a fin de mes, cuando las variantes alimentarías y económicas se
agotaron semanas antes y hasta para lanzar
sus indirectas personales:
-Oye Pancho,¿ te regañó mucho tu mujer anoche por quedarte a jugar la
partida de dominó?
-¡No…!,¡que va!,de todas formas los cinco dientes me los tenia que sacar.
Esta
gran pasión del pueblo cubano es fiel exponente de nuestra cultura popular, deviene
entretenimiento referencial en el barrio, en los campamentos cañeros, en la
escuela al campo… siempre
con fisonomía y fraseología propias de nuestra idiosincrasia.
Resulta normal escuchar
entonces expresiones definitorias del
gracejo cubano: Blanquizal de Jaruco
(doble blanco),
¡Trío Matamoros! o Tribilín Cantore (el tres), Sin comer no se puede vivir o La Monja; (el cinco), la
Caja e’ Muerto (doble seis) Ochún, Ochoa, Octavio (el
ocho)…
Deporte
para unos, entretenimiento para otros, el dominó constituye la práctica nacional
de la lógica más generalizada entre los cubanos, cuyos aportes, al
léxico hogareño, también proliferan como una constante en la madrugada:
-Por favor, caballeros, son
las dos de la mañana, dejen dormir a los demás. Ahorita hay que trabajar…
No hay comentarios:
Publicar un comentario