Pocos músicos de aquel
entonces vaticinarían que 55 años
después de creado el Coro de Bayamo, su musicalidad vocal penetraría en
el gusto preferencial de quienes apuestan por las tendencias genuinamente cubanas del siglo XXI.
Sus voces, bajo la égida actual
de Mercedes Gómez Paomier, recrean a gusto el Son entero de Nicolás Guillén, el cha cha
chá de Enrique Jorrín, lo entrañable de Beethoven, la pauta de Miguel Matamoros, la sonoridad de Pablo Milanés y de Silvio Rodríguez…
Con magistral lenguaje transita por los senderos de la música
cubana, donde cada escenario se torna
pequeño ante el concierto siempre único, en el que los aplausos multiplican emociones.
La polifonía de este símbolo
bayamés atrapa, seduce, impacta con la
misma fuerza de quienes tienen la capacidad de incidir
en el gusto de nuestra gente.
Muchos son los testigos de
su valía e incontables las instituciones culturales y personalidades que lo legitiman: el Teatro Nacional, el García Lorca, el Teresa Carreño, de Venezuela, el
destacado músico René Capote, los maestros Andrés Arriaza, Mercedes, Maricel, la
cantante fundadora Mayda Castañeda…
Y es que ”La música no viene de
la boca, sino del alma”, como reafirma la titular del Coro Nacional, Digna Guerra y nadie lo duda, porque la forma de
hacer de esta agrupación bayamesa, es única palpita perdurablemente en cada
espacio , en el corazón del pueblo.
Por eso, mientras se
preparan para el concierto de esta noche y se disponen a grabar un nuevo disco
y consolidar una gira nacional, Alcemos la copa, desde el
histórico Bayamo, y brindemos por la salud de quienes llevan muy dentro la música sutil y a la vez vigorosa, que vibra más
allá del pentagrama.
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