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lunes, 26 de septiembre de 2016

Pánfilo




                  El pan se hace el duro, de un día para otro, pero más duro soy yo.
Pancracio  
Cuentan que desde hace más de ocho mil años, el pan constituye alimento básico ligado a las clases más humildes “que estómagos humanos han visto”, tal vez de ahí la recurrente frase: “Con pan y vino se anda el camino”.
Al principio, como es lógico, el producto de referencia se parecía poco al actual. Dado el desconocimiento de la harina, sus productores solo utilizaban trigo machacado y agua, ahora nuestros panaderos, diestros en la materia, e  innovadores al fin, sustituyen la grasa por mayor cantidad de agua, alegando que  “el desorden en los factores, no altera el producto”.
Así son las leyes evolutivas, si el hombre cambió la fisonomía en la medida de su desarrollo, el pan lo acompañó en tal empeño y desde entonces comenzó a elaborarse con el cereal disponible en cada zona, por eso en estos tiempos, resulta común el pan de boniato, de calabaza…
También los hay de varios tipos y sabores: Pan blanco, el integral, de centeno, pan de maíz, de molde, de Gloria… y el más saboreado por los televidentes en Cuba la noche del lunes, el de Pánfilo.   
En cierta ocasión, este viejo quisquilloso y preocupado llegó a la panadería con su inseparable  libreta de abastecimiento y jabita auxiliar, e  impresionado quedó ante lo escuchado.
-Bien, compañeros, me acaban de informar que mañana llegará a nuestro centro la visita sorpresiva que esperamos desde la semana pasada. Esta vez, el pan tiene que estar tostadito, calentico, fresco, sabroso, rico… en fin, exquisito. ¿Está claro?
Por un instante Pánfilo quedó desvanecido, limpió su garganta y con cierta picardía preguntó al dependiente de turno: -Por una de estas casualidades de la vida, ese pan tostadito, calentico, fresco, sabroso, rico… en fin, exquisito.  ¿Ya salió?
Y el panadero titubeó en responderle:
-Bueno...este… sí, salió el mes pasado.
-¿Conoce si regresará mañana con la visita?, indagó el popular personaje soltando una carcajada.
En otra oportunidad Pánfilo decidió llevar panes, como regalo, a una prima residente fuera de nuestro país. A su llegada, el extraño cargamento acaparó la atención de un oficial de la aduana quien le indicó pasar el bolso por los trámites de rigor del aeropuerto.
-Ay, mi madre, seguramente se quedarán con los panes que protegí durante una semana, pensó.
Minutos después regresó el funcionario y con marcada sonrisa le dijo:
-Señor, aquí tiene el equipaje, analizamos en detalle su contenido y realmente no son productos psicotrópicos ni sustancias explosivas, pero tampoco es pan lo que lleva en su valija.
Nota: Sirvan estas bromas para reconocer a quienes el venidero 16 de octubre celebrarán el Día mundial del pan, valiosa iniciativa generada por la Federación internacional de panaderos.





      







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