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viernes, 17 de junio de 2016

Navarro Luna y Manzanillo



Manzanillo lleva los versos en las entrañas de su cuerpo de ciudad con el encanto del mar y la historia, la tradición artística y el cariño de su gente, las conquistas y alegres rostros.
La musicalidad literaria se percibe en su malecón y en las calles, con el ir y venir de transeúntes… Persiste en iniciativas como la jornada nacional como homenaje a Manuel Navarro Luna, el Poeta de la Revolución, que se realiza cada año en esa urbe, a orillas del Golfo de Guacanayabo.
Del 12 al 15 del presente mes, bardos de La Habana, Matanzas, Villa Clara, Camagüey, Sancti Spíritus, Holguín, Las Tunas, Santiago de Cuba y Granma se empaparon de ese ambiente creativo y llevaron la magia de los versos a comunidades, casas de abuelos, centros escolares, hospitales y otras instituciones.
Según Alex Pausides Aguilar, presidente del Festival internacional de poesía de La Habana, el evento confirmó la pasión por las letras en esta región, heredera del legado de grandes escritores, incluido Juan Francisco Sariol, y de publicaciones como Orto (1912-1957), una de las revistas culturales ilustradas más trascendentes del siglo XX en Cuba.
Para el niquereño Alexander Besú Guevara, el certamen constituyó un éxito, que otra vez enrumbó las miradas y energías hacia el horizonte de la buena creación, y “fue capaz de, como un imán,  atraer  muchas de las mejores voces poéticas del país, la cuales vienen en busca del flujo del gran Navarro y el embrujo mágico y salitroso de la Perla del Guacanayabo, toda versos”.
Presentaciones y venta de libros, obras de teatro, danza y trova animaron también las propuestas artísticas para encanto de pobladores. Surgían nuevas amistades, y las conversaciones sobre temas literarios se extendían hasta horas de la madrugada.
Los integrantes del Comité organizador, guiados por el escritor Ángel Larramendi Mecías, fueron siempre amables.
Para el joven Yasmany Rodríguez Fonseca, quien observaba una de las actividades, junto a su novia, la jornada es, cada año, maravillosa y necesaria. Añadió que su abuela le hablaba del también creador del poema Socialismo (1915), quien vivió la mayor parte de su vida en Manzanillo y escribió Surco (1928), obra considerada la primera del movimiento literario del Vanguardismo en Cuba.
Conducido por Marlene Moreno Sosa, especialista del Centro de promoción para la cultura literaria, en Manzanillo, el intercambio con Ana Navarro Lauten, hija de Navarro Luna, significó emociones y confirmaciones de la sensibilidad de su padre.
Sus anécdotas y recuerdos, en voz alta, acompañados por lecturas de cartas, cautivaron a los presentes, con la sensación adicional de estar en la misma casa donde vivió ella y toda la familia.
El día 15, fecha del aniversario 50 de la desaparición física del también autor de Pulso y Onda (1932), escritores y pioneros dedicaron flores en el sepulcro, donde descansan sus restos desde 1972, año de creación del certamen.
El historiador Delio Orozco refirió que varias generaciones de bardos han llegado hasta ese lugar, y cerca están otras personalidades de la cultura nacional, como el escritor José Manuel Póveda y el cantautor Carlos Puebla.
En el concurso nacional de poesía, convocado en el evento, sobresalió el holguinero Rubiel Alejandro González Labarta, entre los 15 participantes, por su cuaderno Los túneles, el cual será publicado en la editorial Orto.
Moisés Mayán Fernández, también de Holguín, obtuvo la primera mención, por su texto El factor discriminante, y la otra fue para el granmense Yoendri Rafael Marín Saborit, con El asceta y la ciudad.
Marín Saborit declaró que el reconocimiento constituye un estímulo enorme para él, en especial, por la calidad del jurado y de los demás competidores.
La cuadragésimocuarta edición del certamen queda atrás, pero vivirá en la mente de muchos, junto al eco de los versos y el deseo de volver a una ciudad de poesía: Manzanillo.
       



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