Manzanillo lleva los versos en las entrañas
de su cuerpo de ciudad con el encanto del mar y la historia, la tradición
artística y el cariño de su gente, las conquistas y alegres rostros.
La musicalidad literaria se percibe en su
malecón y en las calles, con el ir y venir de transeúntes… Persiste en iniciativas
como la jornada nacional como homenaje a Manuel Navarro Luna, el Poeta de la Revolución, que se
realiza cada año en esa urbe, a orillas del Golfo de Guacanayabo.
Del 12 al 15 del presente mes, bardos de La Habana, Matanzas, Villa Clara,
Camagüey, Sancti Spíritus, Holguín, Las Tunas, Santiago de Cuba y Granma se
empaparon de ese ambiente creativo y llevaron la magia de los versos a
comunidades, casas de abuelos, centros escolares, hospitales y otras
instituciones.
Según Alex Pausides Aguilar, presidente
del Festival internacional de poesía de La Habana, el evento confirmó la pasión por las
letras en esta región, heredera del legado de grandes escritores, incluido Juan
Francisco Sariol, y de publicaciones como Orto
(1912-1957), una de las revistas culturales ilustradas más trascendentes del
siglo XX en Cuba.
Para el niquereño Alexander Besú Guevara,
el certamen constituyó un éxito, que otra vez enrumbó las miradas y energías hacia
el horizonte de la buena creación, y “fue capaz de, como un imán, atraer
muchas de las mejores voces poéticas del país, la cuales vienen en busca
del flujo del gran Navarro y el embrujo mágico y salitroso de la Perla del Guacanayabo, toda versos”.
Presentaciones y venta de libros, obras
de teatro, danza y trova animaron también las propuestas artísticas para
encanto de pobladores. Surgían nuevas amistades, y las conversaciones sobre
temas literarios se extendían hasta horas de la madrugada.
Los integrantes del Comité organizador,
guiados por el escritor Ángel Larramendi Mecías, fueron siempre amables.
Para el joven Yasmany Rodríguez Fonseca,
quien observaba una de las actividades, junto a su novia, la jornada es, cada
año, maravillosa y necesaria. Añadió que su abuela le hablaba del también
creador del poema Socialismo (1915), quien vivió la mayor parte de su vida en
Manzanillo y escribió Surco (1928),
obra considerada la primera del movimiento literario del Vanguardismo en Cuba.
Conducido por Marlene Moreno Sosa,
especialista del Centro de promoción para la cultura literaria, en Manzanillo,
el intercambio con Ana Navarro Lauten, hija de Navarro Luna, significó
emociones y confirmaciones de la sensibilidad de su padre.
Sus anécdotas y recuerdos, en voz alta, acompañados
por lecturas de cartas, cautivaron a los presentes, con la sensación adicional
de estar en la misma casa donde vivió ella y toda la familia.
El día 15, fecha del aniversario 50 de la
desaparición física del también autor de Pulso
y Onda (1932), escritores y pioneros dedicaron flores en el sepulcro,
donde descansan sus restos desde 1972, año de creación del certamen.
El historiador Delio Orozco refirió que
varias generaciones de bardos han llegado hasta ese lugar, y cerca están otras personalidades
de la cultura nacional, como el escritor José Manuel Póveda y el cantautor
Carlos Puebla.
En el concurso nacional de poesía,
convocado en el evento, sobresalió el holguinero Rubiel Alejandro González
Labarta, entre los 15 participantes, por su cuaderno Los túneles, el cual será publicado en la editorial Orto.
Moisés Mayán Fernández, también de
Holguín, obtuvo la primera mención, por su texto El factor discriminante, y la
otra fue para el granmense Yoendri Rafael Marín Saborit, con El asceta y la
ciudad.
Marín Saborit declaró que el
reconocimiento constituye un estímulo enorme para él, en especial, por la
calidad del jurado y de los demás competidores.
La cuadragésimocuarta edición del certamen
queda atrás, pero vivirá en la mente de muchos, junto al eco de los versos y el
deseo de volver a una ciudad de poesía: Manzanillo.
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