Acerca tu risa al ventilador, para que se propague
la carcajada.
Yo
Las
altas temperaturas de enero confirman
que Cuba es un eterno verano, de intenso calor, por ello eché mano a una especie de
librillo encontrado al azar, me abaniqué varias veces con él, hasta que la
curiosidad por el extraño texto de su portada, detuvo la acción:
“Ventilador
Orbita 5. Manual del propietario”
-¡Coñoooo…!
-pensé- y cual música llegó a la memoria aquel radio VEF recibido en 1971 como
trabajador destacado, con el que escuchaba los grandes éxitos de Nocturno.
Hurgué
mentalmente en el baúl de otros recuerdos: la olla de presión INPUD que un día
el Viejo le regaló a mi madre junto a la lavadora Aurika, ¡Qué felicidad!, el
reloj Raketa símbolo de mi primer salario, Ochenta y seis pesos, orgulloso
entonces, el televisor Caribe, cuya pantalla pinté en tres tonalidades: rojo,
amarillo y azul, para disfrutar “a color” la puesta diaria de los muñequitos
rusos: El lobo y la liebre, ¡Deja que te coja!, La pastora y el deshollinador
Tío Estiopa, El cartero fogón…
Era
el tiempo de la carne rusa, de los cursos de идиома русо пор радио (idioma ruso
por radio), el florecimiento de los Krim
218, cuando los niños dejaron de
llamarse William, Charles, Henry… para nombrarse Mijaíl, Igor, Serguéi, Raisa,
Liudmila, Vladimir…
Pero
bueno, para entrar en materia satelital, volvamos al Órbita 5, se trata de un
pequeño ventilador, de plástico, casi irrompible, comercializado en nuestro país
en la década de los ochenta, y según dicen, llegaron a Cuba para descongelar refrigeradores
Minsk, sin embargo los vendían separados.
Concepto
equivocado, que a fuerza de repetición se convirtió en verdad. Realmente
estaban diseñados para comercializarlos
de forma independiente, como se hacía en la antigua Unión Soviética.
El
Órbita estuvo presente en casi todos los grandes momentos de la familia cubana:
compañero de beca, confidente de oficina, ¿Eh…? secador de pisos, espanta
mosquitos de la cuna del bebé y de la gente grande también, compañero de viaje
al Campismo Popular…
Resultó
muy bien recibido como regalo de bodas y al hablar de este tema viene a mi memoria la
anécdota relatada por mi amigo Yuniesky la noche que se casó.
Era tanta la sofocación de ambos cónyuges -dijo- que,
en pleno agosto, cuando estaban en el ajetreo propio del momento, cayó al piso
el ventilador y ante la disyuntiva de a quién atender primero, si “al huevo o a
la gallina”…, dejó al aparato (ventilador) atrapado por una sábana, seguro de que al final de la batalla, sobreviviría al
inconveniente.
El
“Órbita” tenía tres velocidades, aunque solo le funcionaban dos, ¿la otra?..
Nahhh, cosas de los “bolos”, como les decíamos a los soviéticos, tampoco escapó a
la invención del cubano, pues aún en pleno deterioro, funcionó como turbina de
agua o para amolar tijeras y
cuchillos…
Sobresalía
por sus largas caminatas, lo enchufabas en la mesita de noche y al poco tiempo
andaba como un polizonte por otro cuarto, por la cocina…, silencioso, para no
molestar a nadie y tan dócil era que, atrapabas las astas con las manos sin
daño alguno.
Lo
mejor del asunto es que 36 años después de su llegada a Cuba, el Órbita 5 continúa su misión de
hacer más refrescante y placentera la vida del cubano durante los días
veraniegos de intenso calor.
Koniec
Buenísimo tu escrito. Siempre me ha molestado muchísimo el puñetero cuento cubano que el Órbita 5 era para descongelar el refrigerador y que venían juntos pero el gobierno los separaban para sacar más dinero, así que me alegro mucho que alguien más, sepa que esto no es más que un mito. Es cierto que era bien dócil y duradero, pero como ventilador era una basura incluyendo sus “virtudes”. Primero que todo y más importante, no movía un gran volumen de aire (cosa muy necesaria para refrescar una habitación) sino que concentraba su fuerte soplido en una zona tan pequeña que podía congelarte la espalda mientras que en la habitación se mantenían más de 38 grados de temperatura. El eje y los bujes eran muy buenos, pero eso de que se volteara, se detuvieran las aspas, se derritiera el cobertor del motor y no se quemara el enrollado, es como que se queme toda la instalación eléctrica de una casa y los fusibles no se fundan. En mi casa todavía existe un ventilador Wahson que tiene alrededor de 50 años, con su eje, bujes y enrollado originales y totalmente operativo, incluso la pequeña luz roja que se mantiene encendida mientras funciona. ¡Eso sí es un ventilador! Gracias por tu escrito.
ResponderEliminarNesecito .El circuito del bobinado del ventilador orbita
ResponderEliminarCircuito del botón de encendido del ventilador órbita
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