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miércoles, 13 de enero de 2016

Mi ventilador ruso




                                                      Acerca tu risa al                              ventilador, para  que se propague 
                                                            la carcajada.
                                                                                    Yo                                                                                                                            

Las altas temperaturas de enero confirman  que Cuba es un eterno verano, de intenso  calor, por ello eché mano a una especie de librillo encontrado al azar, me abaniqué varias veces con él, hasta que la curiosidad por el extraño texto de su portada, detuvo la acción: 
“Ventilador Orbita 5. Manual del propietario”
-¡Coñoooo…! -pensé- y cual música  llegó a  la memoria aquel radio VEF recibido en 1971 como trabajador destacado, con el que escuchaba los grandes éxitos de Nocturno.
Hurgué mentalmente en el baúl de otros recuerdos: la olla de presión INPUD que un día el Viejo le regaló a mi madre junto a la lavadora Aurika, ¡Qué felicidad!, el reloj Raketa símbolo de mi primer salario, Ochenta y seis pesos, orgulloso entonces, el televisor Caribe, cuya pantalla pinté en tres tonalidades:  rojo, amarillo y azul, para disfrutar “a color” la puesta diaria de los muñequitos rusos: El lobo y la liebre, ¡Deja que te coja!, La pastora y el deshollinador Tío Estiopa, El cartero fogón…
Era el tiempo de la carne rusa, de los cursos de идиома русо пор радио (idioma ruso por radio), el florecimiento de  los Krim 218, cuando  los niños dejaron de llamarse William, Charles, Henry… para nombrarse Mijaíl, Igor, Serguéi, Raisa, Liudmila, Vladimir…  
Pero bueno, para entrar en materia satelital, volvamos al  Órbita 5, se trata de  un  pequeño ventilador, de plástico,  casi   irrompible, comercializado en nuestro país en la década de los ochenta, y según dicen, llegaron a Cuba para descongelar refrigeradores Minsk, sin embargo los vendían separados.
Concepto equivocado, que a fuerza de repetición se convirtió en verdad. Realmente estaban diseñados para  comercializarlos de forma independiente, como se hacía en la antigua Unión Soviética.
El Órbita estuvo presente en casi todos los grandes momentos de la familia cubana: compañero de beca, confidente de oficina, ¿Eh…? secador de pisos, espanta mosquitos de la cuna del bebé y de la gente grande también, compañero de viaje al Campismo Popular…
Resultó muy bien recibido como regalo de bodas y al hablar de este tema viene a mi memoria la anécdota relatada  por  mi amigo Yuniesky la noche que se casó.
Era tanta la sofocación de ambos cónyuges -dijo- que, en pleno agosto, cuando estaban en el ajetreo propio del momento, cayó al piso el ventilador y ante la disyuntiva de a quién atender primero, si “al huevo o a la gallina”…, dejó al aparato (ventilador) atrapado por una sábana, seguro de  que al final de la batalla, sobreviviría al inconveniente.
El “Órbita” tenía tres velocidades, aunque solo le funcionaban dos, ¿la otra?.. Nahhh, cosas de los “bolos”, como les decíamos a los soviéticos, tampoco escapó a la invención del cubano, pues aún en pleno deterioro, funcionó como turbina de agua o para amolar tijeras y cuchillos…
Sobresalía por sus largas caminatas, lo enchufabas en la mesita de noche y al poco tiempo andaba como un polizonte por otro cuarto, por la cocina…, silencioso, para no molestar a nadie y tan dócil era que, atrapabas las astas con las manos sin daño alguno.  
Lo mejor del asunto es que 36 años después de su llegada a Cuba, el Órbita 5 continúa su misión de hacer más refrescante y placentera la vida del cubano durante los días veraniegos de intenso  calor.
Koniec

2 comentarios:

  1. Buenísimo tu escrito. Siempre me ha molestado muchísimo el puñetero cuento cubano que el Órbita 5 era para descongelar el refrigerador y que venían juntos pero el gobierno los separaban para sacar más dinero, así que me alegro mucho que alguien más, sepa que esto no es más que un mito. Es cierto que era bien dócil y duradero, pero como ventilador era una basura incluyendo sus “virtudes”. Primero que todo y más importante, no movía un gran volumen de aire (cosa muy necesaria para refrescar una habitación) sino que concentraba su fuerte soplido en una zona tan pequeña que podía congelarte la espalda mientras que en la habitación se mantenían más de 38 grados de temperatura. El eje y los bujes eran muy buenos, pero eso de que se volteara, se detuvieran las aspas, se derritiera el cobertor del motor y no se quemara el enrollado, es como que se queme toda la instalación eléctrica de una casa y los fusibles no se fundan. En mi casa todavía existe un ventilador Wahson que tiene alrededor de 50 años, con su eje, bujes y enrollado originales y totalmente operativo, incluso la pequeña luz roja que se mantiene encendida mientras funciona. ¡Eso sí es un ventilador! Gracias por tu escrito.

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  2. Nesecito .El circuito del bobinado del ventilador orbita

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