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jueves, 7 de enero de 2016

Carlos Casasayas



Cuando en el oriente cubano se habla de intelectuales comprometidos con su tiempo, invariablemente  emerge de torna recurrente la figura del jiguanisero Carlos Casasayas Comas, hombre de  excepcionales méritos y sobradas razones para vivir, desde aquel 25 de enero de 1926, día en que la alegría y el intenso ajetreo se apoderaron  del barrio La Villa.  
En medio de una trama social asfixiante, el pequeño Carlos aprendió los más disímiles oficios: fabricante de caramelos, barbero, carpintero y tabaquero, trabajo este, a quien debe su filiación marxista y los conocimientos literarios que le fortalecieron la espiritualidad  cultural que atesoró durante toda la vida.
Inquieto y preocupado frente a los desafíos del país, se incorporó a la lucha clandestina, ingresó en la Juventud Socialista, integró el Frente Único del Movimiento 26 de Julio y formó parte de la retaguardia del Ejército Rebelde, cuando las tropas del Comandante Guillermo García Frías, acampaban  ene los predios jiguaniceros.
Entre sueños y esperanzas, lo sorprende la alborada del 59 y como el tiempo auguraba  buenos pronósticos, consiguió empleo como Analizador C de Crédito agrícola, en el Banco Nacional de Cuba.
Llegaron los terribles días de la Crisis de Octubre , formula su disposición defensiva, participa en la lucha contra bandidos, integra  las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) y se alista entre los fundadores de las Milicias, en la Campaña de Alfabetización.   
Y como en él interactuaban el revolucionario y el artista, como denominador común,  accede al llamado para dirigir la Casa de cultura y el Museo Municipal, responsabilidades que fortalecieron su formación intelectual, tras aportar valiosas investigaciones históricas relacionadas con la vida del Generalísimo Máximo Gómez,  y otros temas de  teoría literaria.  
El arte lo motiva y conmueve por eso recibe innumerables premios y reconocimientos en importantes eventos del país; publica su novela "Camuflaje ingenioso para un olvido consumado". "Las huellas de las formas", "Relatos para ciegos". "La Casa de los anales", la novela "Ciclón”, "La explosión del Comanche dorado… e incrementa su meritoria labor  como jurado de Narrativa  y Poesía en diferentes concursos literarios, hasta que la muerte lo sorprendió el 12 de abril de 2007, con la mochila cargada de empeños  destinados a fortalecer el proyecto social  que defendió y a su narrativa permeada de un lenguaje bello, sugerente y simbólico.
Sobran motivaciones para que la Asociación de escritores de la UNEAC, en Granma, con el coauspicio del Centro de Promoción  Literaria “Juan Clemente Zenea”,  el Centro Provincial del Libro y la Literatura y la Dirección municipal de Cultura de Jiguaní, libren cada año el concurso de narrativa “Carlos Casasayas Comas”, evento que contempla la celebración de su nacimiento e Incluye, además,  exposiciones, lecturas de textos, conferencias,  presentaciones de libros y revistas…  
En fin, todo un   homenaje al polémico intelectual que amaba, casi más que a nada, a su Jiguaní y se reconocía, en un acto totalmente irracional, como muy fiel jiguanisero”.


     

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