Cuando en el oriente cubano se habla de intelectuales comprometidos con
su tiempo, invariablemente emerge de torna
recurrente la figura del jiguanisero Carlos Casasayas Comas, hombre de excepcionales méritos y sobradas razones para
vivir, desde aquel 25 de enero de 1926, día en que la alegría y el intenso
ajetreo se apoderaron del barrio La Villa.
En medio de una trama social
asfixiante, el pequeño Carlos aprendió los más disímiles oficios: fabricante de
caramelos, barbero, carpintero y tabaquero, trabajo este, a quien debe su
filiación marxista y los conocimientos literarios que le fortalecieron la espiritualidad cultural que atesoró durante toda la vida.
Inquieto y preocupado frente a los
desafíos del país, se incorporó a la lucha clandestina, ingresó en la Juventud Socialista,
integró el Frente Único del Movimiento 26 de Julio y formó parte de la retaguardia
del Ejército Rebelde, cuando las tropas del Comandante Guillermo García Frías,
acampaban ene los predios jiguaniceros.
Entre sueños y esperanzas, lo
sorprende la alborada del 59 y como el tiempo auguraba buenos pronósticos, consiguió empleo como
Analizador C de Crédito agrícola, en el Banco Nacional de Cuba.
Llegaron los terribles días de la Crisis de Octubre , formula
su disposición defensiva, participa en la lucha contra bandidos, integra las Organizaciones Revolucionarias Integradas
(ORI) y se alista entre los fundadores de las Milicias, en la Campaña de Alfabetización.
Y como en él interactuaban el
revolucionario y el artista, como denominador común, accede al llamado para dirigir la Casa de cultura y el Museo Municipal,
responsabilidades que fortalecieron su formación intelectual, tras aportar
valiosas investigaciones históricas relacionadas con la vida del Generalísimo
Máximo Gómez, y otros temas de teoría literaria.
El arte lo motiva y conmueve por
eso recibe innumerables premios y reconocimientos en importantes eventos del
país; publica su novela "Camuflaje ingenioso para un olvido
consumado". "Las huellas de las formas", "Relatos para
ciegos". "La Casa
de los anales", la novela "Ciclón”, "La explosión del Comanche
dorado… e incrementa su meritoria labor como jurado de Narrativa y Poesía en diferentes concursos literarios, hasta
que la muerte lo sorprendió el 12 de abril de 2007, con la mochila cargada de
empeños destinados a fortalecer el
proyecto social que defendió y a su
narrativa permeada de un lenguaje bello, sugerente y simbólico.
Sobran motivaciones para que la Asociación de
escritores de la UNEAC,
en Granma, con el coauspicio del Centro de Promoción Literaria “Juan Clemente Zenea”, el Centro Provincial del Libro y la Literatura y la Dirección municipal
de Cultura de Jiguaní, libren cada año el concurso de narrativa “Carlos
Casasayas Comas”, evento que contempla la celebración de su nacimiento e Incluye,
además, exposiciones, lecturas de
textos, conferencias, presentaciones de
libros y revistas…
En fin, todo un homenaje al polémico intelectual que amaba, casi
más que a nada, a su Jiguaní y se reconocía, en un acto totalmente irracional,
como muy fiel jiguanisero”.
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