La fuerza, el cromatismo y el movimiento constituyen
algunos de los elementos que atrapan en la propuesta visual del joven pintor
Raylven Friman Ramírez, quien decidió celebrar sus 10 años de vida artística
con tres exposiciones en Bayamo, un hecho poco usual en la urbe.
Luego de dos años de ausencia en las galerías,
este artista regresó con la muestra Intermedios, que se exhibe en el Centro de arte
de desarrollo de las artes visuales de Granma; Inventario, en la casa de la cultura
20 de Octubre, y Ordenamiento mental, serie de grabados expuesta en la sede
provincial de la Unión
de Escritores y Artistas de Cuba.
Las tres, inauguradas al unísono, ofrecen al
público una panorámica de las líneas temáticas y lenguajes pictóricos de este
creador que, desde los inicios de su carrera, prefirió el camino de la
abstracción.
Ordenamiento mental está compuesta por siete
monotipias y expresa ideas sobre la concepción estética asumida por Friman
desde el grabado. Dicha expo es diferente a propuestas anteriores, según
precisa el autor.
Por otra parte, quien se acerque a Inventario
-como el nombre lo indica-, encontrará una retrospectiva de sus producciones a
lo largo de una década. Aquí agrupa, al menos, dos cuadros de las series por
las cuales ha transitado. La exposición se perfila como una narración en la que
el público puede distinguir, con mayor claridad, la evolución de su obra,
concepciones y técnica.
Intermedios es, de todas, la más reciente, y
en la que el creador despliega con mayor fuerza nuevos patrones en la
composición y se aleja del cuadrado, figura geométrica que predominó en sus
primeras exploraciones.
Esta última exhibición, conformada por 42 piezas -algunas de gran formato y otras
intervenciones pequeñas-, construye mundos ambivalentes, en los que destacan porciones
de luz y de sombras que dan forma, desde lo abstracto, a esas zonas intermedias
de la existencia humana.
Cada espectador tiene ante sí la libertad de
otorgar sentido a las siluetas, manchas, trazos apresurados que a veces chocan
o se deshacen en un haz de luz o en un abismo.
Cada obra abstracta es un reto para quien la
crea y la observa. Están allí dispuestas un cúmulo de inquietudes y sensaciones
con las cuales podemos identificarnos o no.
Sus tres exposiciones transmiten la madurez
del artista que se ha adueñado con determinación del pincel, para entregarnos
interesantes creaciones que logran emocionar, extrañar o complacer. Dualidad,
certeza y misterio se combinan en las dimensiones intermedias por las cuales
Friman nos invita a desandar.
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