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viernes, 24 de mayo de 2019

Piropos



                                      Lo importante no es el enchufe,
                                  sino el voltaje.
                                    Anónimo                            
Cuentan los entendidos en la materia que los primeros piropos del mundo se registraron en la tumba del notable faraón  Tutankamón, en el Antiguo Egipto y que el almirante Cristóbal Colón, al observar lo maravilloso de nuestro terruño, quedó tendido a sus pies junto a la frase que lo inmortalizó:  
-Por Dios… ¡esta es la tierra más hermosa que ojos humanos han visto!
A partir de ese histórico momento, los honorables señores de entonces derramaron galanterías de un lado al otro de nuestro país, con frases encantadoras y sensuales, verdaderas declaratorias de amor: -Lo deseo todo contigo, por eso me vuelvo loco, cuando  no estás conmigo.
Pasaron los años y con ellos los piropos evolucionaron también, al extremo de que muchos sectores de la sociedad  incorporaron este tipo de ritual a sus particularidades.
La Medicina consagró el reconocido: “Tú eres el medicamento para mi enfermedad”, la culinaria patentó “Si cocinas como caminas, me como hasta la raspita”, los reposteros se muestran:“Eres tan dulce, que con solo mirarte engordo” y los malintencionados…  
-¡Qué bonitas piernas...! ¿A qué hora abren?   
Poco a poco, tales expresiones cobraron fuerza entre los “cazadores de divinas”, al extremo que un letrado popular aseguró que “la cubanía sin los piropos es como la yuca sin mojo; se come, pero se disfruta menos”.
Esos elogios originales reflejan la sandunga propia de los cubanos, regalo exclusivo para enaltecer a nuestras mujeres o la exclusividad varonil, para no quedarnos fuera.
No es menos cierto que algunos piropos de los últimos tiempos resultan bochornosos, agresivos, chabacanes… y hasta comparables con el caracol gigante africano, por lo perjudicial de su comportamiento.
La referida plaga invasora -me refiero a determinados humanos- encuentra su repositorio en algunos  jóvenes, que deambulan por las calles con equipos de audio móviles, en su intento seductor, cuyas variantes dejan boquiabierto al más erudito de los profesionales: -Loca, arrebatá, mira como tengo el pirulí.
Así, con los cristales empañados, tales depredadores de las buenas costumbres, echan por tierra el precepto del grupo Buena Fe, de que Cuba es una musicalidad.
Otra de las tendencias en la era digital son los llamados ciber-piropos fruto de las nuevas tecnologías de la comunicación:
-Mamita…el arreglo de la computadora va por la casa, tú sabes que aunque me tumbes la Wifi yo seguiré sentado en tu parque.
-Chico, mejor me cobras -respondió ella- no sea que te pongan una recarga de dientes desde el exterior.
El acoso sexual callejero y el mal gusto de quien piropea a distancia, constituyen riesgos para los empeñados en distorsionar la dignidad del halago frente a la belleza femenina.
Mantener el equilibrio entre los factores, no altera el producto, es el mejor antídoto para recuperar valores éticos y sanear al rompecorazones, necesitado de estímulos emocionales.
-Y tú, ¿crees en el amor a primera vista o tengo que volver a pasar delante de ti?




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