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viernes, 26 de julio de 2019

Del Moncada al porvenir




El calendario marca el 24 de julio, es de noche y el Quinteto Entre Cuerdas irrumpe con la  apoyatura musical al poema Un largo lagarto verde, de Nicolás Guillén, en voz de los actores Maykel Amelia Reyes, Lizbeth González y Oscar Aguilar, al iniciar  la gala por el Día de la rebeldía nacional.
Un prólogo, tres actos y un sugerente título devienen aportes suficientes para validar la propuesta artística en 60 minutos, dirigida por el experimentado Fernando Muñoz Carrazana, quien, además, resultó su guionista.
Lo épico y el lirismo brillaron durante el recorrido por los principales acontecimientos acaecidos en nuestro  país, facilitados en pantalla por la edición  digital y de video, en la que no faltó la memorable respuesta del general Maceo frente a la  propuesta anticubana del español Martínez Campos:
-Guarde usted ese documento, así no nos entendemos,  
Con similar hidalguía  subieron a escena las ideas de Céspedes, Fornaris y Lucas del Castillo con La Bayamesa, interpretada por Mundito González y Eduardo Sosa, junto al tema Suplicio de Hatuey, de la autoría de Abel Guerrero Castro, interpretado por la vocalista Doris Steven y el Coro Profesional de Bayamo.
Nuevamente la  campana de La Demajagua llamó al combate y llegaron con sus palomas los enamorados de la esperanza; Abel, Melba, Martínez Arará…a presenciar el “Nacimiento de la Bandera”, movimiento coreográfico ejecutado por el grupo Co-Danza.
“En una esquina Tassende nos mira” -precisa en el programa del espectáculo el escritor granmense Luis Carlos Suárez Reyes y agrega: su asesinato no pudo apagar el fuego de esa mirada, ni borrar el ejemplo de tantos caídos por la definitiva independencia. No pudieron apagar los ojos de Abel Santamaría y la voz de Fidel alcanza voluntades como banderas”.
El guion recreó también  la histórica salida de la Generación del Centenario, al abandonar el Presidio Modelo, los posteriores días de la Sierra, la entrada victoriosa de los rebeldes a La Habana, la firma de la Ley de Reforma Agraria, la Campaña de Alfabetización, los días de Playa Girón y los memorables inicios del trabajo voluntario en Cuba, liderado por el Che Guevara.
De manera conceptual resultaron también meritorios la asesoría literaria, la dirección musical, el diseño escenográfico, de luces y la disposición del audio, todos  coherentes y dispuestos en función del espectáculo.
El elenco artístico, mayoritariamente juvenil, mostró sugerentes variantes  coreográficas e interpretativas con marcada intención: el regreso a Cuba, del entonces niño Elián González o el abrazo solidario de Fidel y Chávez, resultaron propuestas estéticas bajo el acompañamiento de  la Orquesta de Cámara de la ciudad, dirigida por el maestro Javier Millet.
El virtuosismo tocó de cerca al pianista Ariel Mastrapa y al violinista  Carlos Dalián, quienes junto al Dúo Diverso, a los  estudiantes de actuación  de la Escuela Profesional de Arte Manuel Muñoz Cedeño; la conducción de Yasmina Iglesias y Yunel Hernández facilitaron  la empatía durante el desarrollo de la producción artística.
Mención aparte mereció la ovación a la solista Magda Beatriz, por la magistral interpretación del poema Canto a Fidel, de Carilda Oliver Labra, reflejo de buena factura musical que cerró con broche reluciente el homenaje al protagonista de las ideas gestadas aquella mañana de la Santa Ana.  



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