Efigenia María Arias Jiménez, nacida el 21 de septiembre de 1917, en la
finca La Jagua, entonces perteneciente al municipio de Manzanillo, el segundo en importancia en la suroriental provincia de Granma, cumplió otro
año, después del siglo de vida.
Interesado en su presencia, me fui hasta la vivienda bayamesa marcada
con el número 710, de la calle Figueredo, entre Nueva y 26 de Julio, allí
esperaba la anfitriona.
-Cómo recuerda su infancia?
-Anduve de pueblo en pueblo, porque mi padre se mudaba mucho, hasta que
un día, por embullo de sus hermanos que vivían en Río Cauto, vendió la carreta,
las vacas, los bueyes y allá nos fuimos.
"Me incorporé a la escuelita privada de ese lugar y alcancé el sexto
grado, no había dinero para estudiar más.
"Crecí, ayudando a mi mamá en los trajines de la casa, mientras ella
cosía ropa para hombres por encargo, a los 20 años formalicé el compromiso con mi
esposo Evencio Pacheco Alarcón, hasta que
en el año 1953, nos radicamos definitivamente en Bayamo".
-¿Y su padre?
-Se llamó José Machado Arias, hombre trabajador y honesto, con solo 16
años se incorporó a la Guerra del 95 (1895), siempre nos comentaba los horrores
vividos en ese tiempo y luego, los sufrimientos causados al pueblo cubano por
los gobiernos de turno.
-¿Alguna anécdota de ese
tiempo?
-Mi abuelo materno, Francisco Pérez Artéllez, fue un catalán
que se unió a los mambises para luchar contra las tropas españolas,
contaba que en medio de una cruenta
batalla, un coterráneo suyo, cayó derrotado al suelo y al ver el machete que le
venía encima gritaba: "Paisano, no me mates, por favor no me mates…
"Abuelo, por honor, desvió el machete y prosiguió el combate por los
campos cubanos".
-¿El secreto de la longevidad?
-Evito los productos enlatados, las grasas, prefiero la sopa con
malanga, los frijoles colados, en poca cantidad, no soy amiga de la carne ni del
pan, en su lugar prefiero las galletas de sal…
"Trato de tomar jugo todos los días: de naranja, de guayaba, o de la
fruta que haya en ese momento y prefiero el té al café".
-¿Enfermedades?
-Hace algunos años empecé con problemas en la vista, fui al médico y me
diagnosticó glaucoma, quiso operarme, decidí no hacerlo por el momento y
resolver con espejuelos graduados.
-¿Cómo asume la llegada de
estos 101 años?
-No pienso en eso, dejo al tiempo lo que está destinado para mí, porque
los nervios se alteran por cualquier cosa y empiezan los problemas…
"Me siento la mujer más feliz del mundo, tengo una familia buena y
unida, quien no se preocupa por eso, no sabe lo que es el amor, desconoce la
vida: cinco hijos, 10 nietos, 13 biznietos y cuatro tataranietos, son
mi fortuna, por eso me siento millonaria.
"Dedico el tiempo a ver televisión y sobre todas las cosas a la lectura, tan necesaria para el
conocimiento humano".
-A propósito, ¿qué le parece
la reforma constitucional que se discute actualmente en Cuba?
-Los cubanos nos entendemos muy bien, tengo la certeza de que este
documento recogerá el sentir de nuestro pueblo, para facilitar el trabajo del nuevo presidente.
"Martí dijo: Ser cultos, para ser libres, ya somos las
dos cosas".