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miércoles, 27 de agosto de 2014

Celulares





                             El que anda sin celular, no sabe lo que es la vida.
                                                                                                 Pantera


A veces recuerdo a Iris, mi maestra de Biología, abanicándose hasta más no poder aunque hiciera frío y recalcando casi mecánicamente, que el cuerpo humano se dividía en tres partes fundamentales: cabeza, tronco y extremidades.
Si bien en clases la referida catedrática repetía que los huesos, vísceras y otros órganos, jamás  cambiarían entre los mortales, hoy me niego a corroborar tal razonamiento.
Digo esto porque hace poco tiempo proliferaron entre nosotros tres nuevos componentes no registrados en los libros de anatomía: la jabita de nylon, la memoria flash y el teléfono móvil, de manera que si la profe estuviera presente, tendría que recomponer su afirmación porque ahora nos dividimos en cabeza, tronco, extremidades, jabita de nylon, memoria flash y celular.
Precisamente el surgimiento de este último dispositivo, no es tan reciente como pensamos,  se remonta a los inicios de la Segunda Guerra Mundial, aunque en la década de los años 80 apareció uno más pequeño y práctico destinado a grandes empresarios y funcionarios públicos de primer nivel, necesitados de comunicarse  desde cualquier lugar. 
Así aparecieron las marcas Motorola, Blackberry, Nokia, LG, Sony, Samsung…con posibilidades para escuchar música, navegar por  Internet, hacer videos, fotos, elaborar mensajes de texto, multimedia y recrearse con jueguitos muy usados en momentos de larga espera y hasta en reuniones en las que a veces se prohíbe la entrada de celulares.
Muchos de estos “aparaticos” también poseen pantallas multitáctiles, teclados virtuales, tonos comiquísimos y vibradores, que despiertan el interés y  avivan la picardía habitual de la costumbrística cubana:  
– ¡Ay, Paco!, pareces un teléfono celular.
- ¿Vibro mucho mi amor?
–No, chico! No, es cuando nos vamos a la cama se te cae la señal…  
La llegada de la telefonía móvil tiene grandes ventajas por la inmediatez comunicativa que ofrece. Precisamente hoy, antes de redactar la estampa, un compañero de trabajo me comentaba sobre la venta de mochilas en algunas tiendas recaudadoras de divisa.
Pensé en el curso escolar que llegará en los próximos días y      recordé a Verónica, la hija de un amigo que se prepara para iniciar los estudios superiores.
Quería ofrecerle la grata noticia y de inmediato accioné mi celular:
-Oye, sacaron unas mochilas que te sirven para guardar los libros de la Universidad- le dije.
-¿Cuánto cuestan?- indagó la joven.
-Diecinueve CUC, con algunos centavos- precisé.
-Chico, dime una cosa, ¿esas mochilas incluyen el título universitario?
Y confieso, no me quedó más opción que encoger los hombros y apagar el Samsung.    



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