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domingo, 13 de octubre de 2019

Satisfacciones de Saturno Bruqueta



Dispuesto al diálogo y a los recuerdos resulta este hombre, de voz gruesa y pausada, que nació en Veguitas, vinculándose al arte desde pequeño, mediante la iglesia católica del poblado, testigo de su paso por el coro y las poesías institucionales.
“Tras el triunfo revolucionario trabajé como profesor en la Escuela de Comercio, de Bayamo, etapa de escasa vida nocturna, por lo que un grupito de jóvenes pasábamos el tiempo tomando daiquirí en el Holly Dae, famosa barra refrigerada de amplia oferta que luego devino en el centro nocturno Bayam.
“El establecimiento de referencia tenía las condiciones para disfrutar buenas canciones en vivo, poco a poco y con la autorización de su dueño tramitamos la llegada de importantes artistas procedentes de Santiago de Cuba.
“Las cantantes Nancy Maura, Esperancita Ibis y otras de moda en ese tiempo no dudaron a nuestro reclamo, de manera que la instalación se repletaba de personas, sobre todo los fines de semana.
“En la parte trasera del local existía un gran patio con tarima y cercado, que en días muy significativos se habilitaba para el disfrute de la población, fue tanta la afluencia que, a insistencia nuestra, el dueño cedió el nuevo espacio.
“Resultaba habitual la presencia del público en aquel rústico lugar, no había figura, ni grupo de primerísima categoría, que no pasara por ese local, las autoridades, al tener conocimiento de lo que allí sucedía, se propusieron mejorarlo sustancialmente.
“Pedro García Lupiáñez, entonces presidente del gobierno en la suroriental provincia de Granma, junto a José Antonio Martínez Busú, su homólogo en la región Cauto-Bayamo-Jiguaní, tomaron con fuerza la tarea y dieron carácter de cabaret al local.
“El adecuado mobiliario y un escenario que figuró entre los mejores de Cuba, ofrecieron al Bayam el toque distintivo como el Centro nocturno bajo techo más grande de Cuba y el primero en la calidad de espectáculos nacionales, ¡cómo no estar orgulloso!
“Luego promovimos los Jueves del Cuco Bar, otro espacio cultural nocturno cercano al centro de la ciudad, al que asistían como hobby, decenas de personas para recitar sus poemas y cantar canciones románticas en populares tertulias, con el acompañamiento de algún tipo de bebida.
“Recibía mensajes de todas partes, a tal punto que años después la Asociación de charangas que tenía como base a Palma Soriano, me propuso la dirección nacional de programación de esa institución y acepté.
“Aquella idea multiplicó la vida cultural de la ciudad y proporcionó trabajo seguro a los músicos con dieta y transporte, hasta el lugar de actuación, las actividades recobraron seriedad y respeto, apreciadas también en el vestir de las personas que acudían a esos lugares.
“Luego trabajé como representante en el combo de Juanito Márquez y la Orquesta hermanos Avilés, tras su desintegración dije que solo volvería a ocupar esa responsabilidad al lado de Cándido Fabré y aquí estoy, al frente de su oficina promocional y económica, desde el 19 de octubre de 1993, fecha fundacional de su banda.
“Fue uno de los días más grandes de mi vida, junto al gran improvisador disfruto el tiempo y ante mi reclamo por los años acumulados, siempre recibo de Fabré, la misma respuesta:
- ¡Tranquilo!, en ese balance de la oficina es donde te necesito.
“Y disciplinadamente  cumplo la indicación”.

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