Dispuesto al
diálogo y a los recuerdos resulta este hombre, de voz gruesa y pausada, que
nació en Veguitas, vinculándose al arte desde pequeño, mediante la iglesia católica
del poblado, testigo de su paso por el coro y las poesías institucionales.
“Tras el
triunfo revolucionario trabajé como profesor en la Escuela de Comercio, de
Bayamo, etapa de escasa vida nocturna, por lo que un grupito de jóvenes
pasábamos el tiempo tomando daiquirí en el Holly Dae, famosa barra refrigerada
de amplia oferta que luego devino en el centro nocturno Bayam.
“El
establecimiento de referencia tenía las condiciones para disfrutar buenas
canciones en vivo, poco a poco y con la autorización de su dueño tramitamos la
llegada de importantes artistas procedentes de Santiago de Cuba.
“Las cantantes Nancy
Maura, Esperancita Ibis y otras de moda en ese tiempo no dudaron a nuestro
reclamo, de manera que la instalación se repletaba de personas, sobre todo los
fines de semana.
“En la parte
trasera del local existía un gran patio con tarima y cercado, que en días muy
significativos se habilitaba para el disfrute de la población, fue tanta la
afluencia que, a insistencia nuestra, el dueño cedió el nuevo espacio.
“Resultaba
habitual la presencia del público en aquel rústico lugar, no había figura, ni
grupo de primerísima categoría, que no pasara por ese local, las autoridades,
al tener conocimiento de lo que allí sucedía, se propusieron mejorarlo sustancialmente.
“Pedro García Lupiáñez, entonces presidente del gobierno en la suroriental provincia de Granma, junto a José Antonio Martínez Busú, su homólogo en la
región Cauto-Bayamo-Jiguaní, tomaron con fuerza la tarea y dieron carácter de
cabaret al local.
“El adecuado
mobiliario y un escenario que figuró entre los mejores de Cuba, ofrecieron al
Bayam el toque distintivo como el Centro nocturno bajo techo más grande de Cuba
y el primero en la calidad de espectáculos nacionales, ¡cómo no estar
orgulloso!
“Luego
promovimos los Jueves del Cuco Bar, otro espacio cultural nocturno cercano al
centro de la ciudad, al que asistían como hobby, decenas de personas para
recitar sus poemas y cantar canciones románticas en populares tertulias, con el
acompañamiento de algún tipo de bebida.
“Recibía
mensajes de todas partes, a tal punto que años después la Asociación de
charangas que tenía como base a Palma Soriano, me propuso la dirección nacional
de programación de esa institución y acepté.
“Aquella idea
multiplicó la vida cultural de la ciudad y proporcionó trabajo seguro a los músicos
con dieta y transporte, hasta el lugar de actuación, las actividades recobraron
seriedad y respeto, apreciadas también en el vestir de las personas que acudían
a esos lugares.
“Luego trabajé
como representante en el combo de Juanito Márquez y la Orquesta hermanos Avilés,
tras su desintegración dije que solo volvería a ocupar esa responsabilidad al
lado de Cándido Fabré y aquí estoy, al frente de su oficina promocional y
económica, desde el 19 de octubre de 1993, fecha fundacional de su banda.
“Fue uno de los
días más grandes de mi vida, junto al gran improvisador disfruto el tiempo y ante
mi reclamo por los años acumulados, siempre recibo de Fabré, la misma
respuesta:
- ¡Tranquilo!,
en ese balance de la oficina es donde te necesito.
“Y
disciplinadamente cumplo la indicación”.
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