La barca de Noé es el nombre del grupo de narración
escénica de Manzanillo, segundo municipio en importancia en la suroriental provincia de Granma, encargado de llevar a zonas de difícil acceso este tipo
de arte, cuyo punto de partida es siempre la oralidad, como expresión del
pensamiento humano.
Diferentes eventos, como la Fiesta del Caribe, en
Santiago de Cuba; el Chanchullo, en Contramaestre, y Cuentos para una añeja
ciudad, por el aniversario 500 de la fundación de La Habana, testifican la obra de
estos juglares expresivos de la comunicación.
Luis Rodríguez Peña, líder principal del grupo,
puntualizó que han compartido experiencias con otros narradores procedentes de
México, Colombia y Costa Rica, proporcionado al novel colectivo mayor vitalidad
y energía para continuar el trabajo en Granma.
“La provincia cuenta con personas capaces de impulsar
la modalidad en otros municipios -puntualizó Rodríguez Peña- solo falta intencionar
la forma de decir y actuar creada por el académico de las Artes Escénicas Francisco
Garzón Céspedes, para apreciar sus resultados”.
Esta práctica ancestral, preservada por la memoria de
los pueblos, es considerada un medio de comunicación que resguarda la cultura y
los valores morales, asociada a los cuentistas, transmisores generacionales de
lo acontecido en todas las sociedades.
La palabra hablada funde a los hombres, mejor que la
escrita, sobre esa premisa, navegan hoy los narradores orales del Guacanayabo,
que tripulan La barca de Noé.
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