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jueves, 23 de mayo de 2019

Dueños de la noche



Aquí les dejo la crítica de Diana Iglesias a la compañía Bienandanza,  de la suroriental provincia de Granma, por la celebración de sus dos lustros de creada. Las fotos son de Luis Carlos Palacios Leyva.


La escenografía mínima y sugerente, los primeros pasos de la bailarina solista, el ambiente citadino y la música invitando al diálogo, preparan al espectador para una buen propuesta; el opening arriba como merece la juventud  de dos lustros de fundada que celebra la compañía  Bienandanza.
Lleva como título La dueña de la noche, la puesta atrevida y contemporánea, con coreografia de Martha Arelis González Paneque y la dirección artística y general de Yordany Batista Barea.
Ambientada las primeras escenas en la Cuba prerrevolucionaria, el cuerpo de baile acompaña a Yusleydis Rosales Álvarez, solista que cautiva por la expresividad y seguridad en los gestos y quien interpreta una mujer que, en época de bares y vicios, lucha por dejar de ser objeto de placer y sujeto de marginación.
Los bailarines siempre en escena, observadores de sus homólogos hacen un cuerpo de baile activo y movedor de sentimientos. Nada se esconde al público, con naturalidad ellos van moviendo la escenografía y dejan que la música enlace el conflicto y las soluciones, siendo la concepción sonora en sí misma coprotagonista, hilo dramático.
El recorrido es amplio, la más universal de las artes sirve a la escena de Bienandanza con buenos exponentes: Concha Buika, Chucho Valdés, Orlando Contreras, Kelvis Ochoa, Descember Bueno, Benny Moré, Los Beatles, Oscar de León, Hayla, Dielyi, Yumurí y sus hermanos.
Canciones cubanas que pertenecen al siglo XX y llegan hasta el XXI en perfecta secuencia armónica, transmitiendo clara evolución dramática, en las que la mujer descubre y asume nuevos roles, más humanos y dignos.
Con apenas 10 bailarines de fuerza interpretativa, colman el escenario y dinamizan escenas. Entre ellos los hay graduados de las escuelas Media Superior y aspirantes a graduarse.
Recrear con éxito una época pródiga en íconos musicales y artísticos como 1960 y décadas posteriores, requiere creatividad en el guión  y pericia en el trabajo de producción, este último asumido por Olga Lidia Pérez.
El  montaje como espectáculo para que el baile nutra, en el cual no falta la raíz africana en la cultura del archipiélago, es audaz y moderno en diálogo coherente con el diseño de luces y de vestuario, atractivos, que toman como referentes grandes obras de la escena y el uso del lenguaje oral, expresión de la sabiduría que contienen refranes y frases idiomáticas.
El refranero popular enlaza temas hasta avanzar en el  calendario musical y llegar hasta la actualidad  en la que la mujer lidera sus propias decisiones y el son cubano entonces es el paralelo de la libertad del ser.





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