Lo importante no es el enchufe,
sino el voltaje.
Anónimo
Cuentan los entendidos en la materia que los primeros
piropos del mundo se registraron en la tumba del notable faraón Tutankamón, en el Antiguo Egipto y que el almirante Cristóbal Colón, al observar lo maravilloso de nuestro terruño, quedó
tendido a sus pies junto a la frase que lo inmortalizó:
-Por Dios… ¡esta es la tierra más hermosa que ojos
humanos han visto!
A partir de ese histórico momento, los honorables
señores de entonces derramaron galanterías de un lado al otro de nuestro país,
con frases encantadoras y sensuales, verdaderas declaratorias de amor: -Lo
deseo todo contigo, por eso me vuelvo loco, cuando no estás conmigo.
Pasaron los años y con ellos los piropos evolucionaron
también, al extremo de que muchos sectores de la sociedad incorporaron este tipo de ritual a sus
particularidades.
La Medicina consagró el reconocido: “Tú eres el
medicamento para mi enfermedad”, la culinaria patentó “Si cocinas como caminas,
me como hasta la raspita”, los reposteros se muestran:“Eres tan dulce, que con
solo mirarte engordo” y los malintencionados…
-¡Qué bonitas piernas...! ¿A qué hora abren?
Poco a poco, tales expresiones cobraron fuerza entre
los “cazadores de divinas”, al extremo que un letrado popular aseguró que “la
cubanía sin los piropos es como la yuca sin mojo; se come, pero se disfruta
menos”.
Esos elogios originales reflejan la sandunga propia de
los cubanos, regalo exclusivo para enaltecer a nuestras mujeres o la
exclusividad varonil, para no quedarnos fuera.
No es menos cierto que algunos piropos de los últimos
tiempos resultan bochornosos, agresivos, chabacanes… y hasta comparables con el
caracol gigante africano, por lo perjudicial de su comportamiento.
La referida plaga invasora -me refiero a determinados
humanos- encuentra su repositorio en algunos
jóvenes, que deambulan por las calles con equipos de audio móviles, en
su intento seductor, cuyas variantes dejan boquiabierto al más erudito de los
profesionales: -Loca, arrebatá, mira como tengo el pirulí.
Así, con los cristales empañados, tales depredadores
de las buenas costumbres, echan por tierra el precepto del grupo Buena Fe, de que
Cuba es una musicalidad.
Otra de las tendencias en la era digital son los
llamados ciber-piropos fruto de las nuevas tecnologías de la comunicación:
-Mamita…el arreglo de la computadora va por la casa, tú
sabes que aunque me tumbes la Wifi yo seguiré sentado en tu parque.
-Chico, mejor me cobras -respondió ella- no sea que te
pongan una recarga de dientes desde el exterior.
El acoso sexual callejero y el mal gusto de quien
piropea a distancia, constituyen riesgos para los empeñados en distorsionar la
dignidad del halago frente a la belleza femenina.
Mantener el equilibrio entre los factores, no altera
el producto, es el mejor antídoto para recuperar valores éticos y sanear al
rompecorazones, necesitado de estímulos emocionales.
-Y tú, ¿crees en el amor a primera vista o tengo que
volver a pasar delante de ti?
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