Dar a la política cultural el contenido que exigen los tiempos
“Permítanme sentirme uno de ustedes, en las insatisfacciones y los
logros”, afirmó este domingo Miguel Díaz-Canel al clausurar el noveno
Congreso de la UNEAC. “Hemos seguido el proceso del Congreso, que ha
confirmado el valor de ir a lo profundo del pueblo cubano. Allí está
siempre la verdad”, dijo a los participantes el presidente de los
Consejos de Estado y de Ministros de Cuba.
Luego de transmitir a los delegados un saludo del General de Ejército
Raúl Castro, el presidente cubano destacó que este ha sido un país
bloqueado durante seis décadas, acribillado mediáticamente por los
medios más influyentes, que no se ha conformado con resistir y
sobrevivir.
“Nadie puede quitarnos el orgullo de ser una nación para respetar”,
dijo, y recordó la línea de próceres que parte desde Céspedes y prosigue
con Martí, cuya continuidad lideró Fidel, “quien nos enseñó que lo
primero que hay que salvar es la cultura”.
Y junto a la unidad y la identidad, la cultura es la defensa ante la
avalancha globalizadora que no busca enriquecer sino empobrecer la
capacidad crítica y el pensamiento emancipador.
“En el congreso se ha hablado varias veces de las Palabras a los intelectuales.
No concibo a un artista, a un intelectual, a un creador cubano, que no
conozca aquellas palabras; a un dirigente que prescinda de sus
principios. Siempre me ha preocupado que de aquellas palabras extraigan
un par de frases y se enarbolen como consignas. Exigen una
interpretación contextualizada. Fidel planteó un punto de partida, la
relación entre vanguardia artística y pueblo. Hoy tenemos que traer sus
conceptos a nuestros días”, apuntó Díaz- Canel.
“Hay que fortalecer la política cultural, y darle el contenido que los tiempos actuales nos están exigiendo”, recalcó.
El presidente cubano señaló que la cultura es un eslabón fundamental
en los encadenamientos productivos que nos interesa promover en el
turismo, y se pronunció por trabajar por una intensa actividad cultural
en ciudades y zonas turísticas, que busque el disfrute del pueblo y a la
vez atraiga al visitante, “pero no una cultura enlatada”.
“Hoy la cultura tributa mucho menos de lo que podría si los turistas
salieran de los hoteles a consumir servicios, no solo culturales, pero
sobre todo culturales”.
Díaz-Canel agregó que a la UNEAC le corresponde ser una especie de
electrodo movilizador de fuerzas para la proyección internacional de
nuestras industriales culturales.
En otro momento, dijo compartir “las preocupaciones de quienes
sienten que algunas instituciones de la cultura se han quedado por
detrás de los creadores, y que el burocratismo y la falta de creatividad
ahogan la creación. Las instituciones se han creado para los creadores,
no a la inversa”.
“Es preciso hacer más proactiva la organización en sus bases. Veo a
la UNEAC batallando y elevando el papel y el peso de la crítica
cultural. Es un hecho incuestionable que los creadores residentes en el
país tienen obras a la altura de sus contemporáneos en el Primer Mundo,
aunque estos tengan condiciones mucho mejores.
“¿Por qué no acertamos al difundir y exportar la obra de quienes
trabajan en el país, y promovemos lo que el mercado ya digirió y nos
devuelve envuelto en sus reglas?”, continuó Díaz-Canel.
“Algunas instituciones y empresas se han ido quedando atrás. Las
industrias culturales pueden aportar al país, y para eso están sus
empresas. Los artistas tienen el deber de pagar sus impuestos, pero no
deberían tener el deber de abonar a las empresas si estas no han tenido
que ver con sus contratos de trabajo, con su promoción ni con su amparo
jurídico…. Ese parasitismo favorece la corrupción y enmascara el
incumplimiento de la función de representación y búsqueda de oportunidad
para el creador y su obra”, subrayó el presidente cubano.
Se refirió a los puentes que ha levantado la cultura entre Cuba y
Estados Unidos “y que nos han permitido mantener el intercambio entre
los dos pueblos, de tanta fuerza, que la actual administración se ha
propuesto cerrarlos”.
“Otros temas que deberíamos abordar tienen que ver con lo que algunos
llamamos mercenarios culturales, esos dispuestos a linchar a cualquier
creador cuando apoya a la Revolución y las causas más nobles en que
están empeñadas las fuerzas progresistas de nuestra región y del mundo”,
afirmó.
“Atentos a los que ponen por delante el mercado y no la cultura; el
egoísmo sin compromiso social ni cultura”, dijo, y advirtió que, cuando
la administración de EE.UU. destina más fondos a la subversión, “no
vamos a limitar la creación, pero la Revolución que ha resistido 60 años
no va a dejar sus espacios institucionales a quienes sirven a sus
enemigos”.
“Los límites comienzan donde se irrespetan los símbolos y los valores
sagrados de la patria. La Constitución que aprobamos y que se
complementará con las leyes correspondientes, tiene como primera la de
los símbolos nacionales. No son tiempos de descontextualizar ni negar
ideologías.
“El mundo vive muchos riesgos e incertidumbres, los poderosos pasan
por encima de leyes internacionales. Construir y defender un proyecto
socialista como el cubano significa defender el humanismo
revolucionario. Como en los tiempos de Palabras a los intelectuales, la
Revolución defiende el derecho a su existencia, que es la existencia de
sus creadores y de su pueblo”, aseguró Díaz-Canel.
Destacó que los dictámenes de las comisiones que sesionaron durante
el congreso “nos ofrecerán un menú de temas muy amplio, que nos llama a
buscar soluciones entre todos. No dejen morir el congreso. Entre ustedes
me siento siempre cómodo, entusiasta, optimista, consciente de que,
como nos enseñara Raúl, ‘sí se puede’ cuando se quiere. Y ustedes y
nosotros, es decir la Revolución, queremos lo mismo:
- Un país libre, independiente y soberano
- Fiel a nuestra historia
- Que garantice justicia social y justa distribución de la riqueza
- Con respeto a la dignidad plena del ser humano, mujer y hombre
- Con una sola identidad cultural
- Donde se preserve el acceso gratuito y universal a la educación
- Que avance hacia un desarrollo económico equilibrado y sostenible
- Próspero, inclusivo, participativo
- Invulnerable militar, ideológica, social y económicamente
- Con servicios de salud gratuitos y de la mayor calidad para todos
- Solidario, generoso, humanista
- Que repudie todas las formas de discriminación
- Donde no prosperen nunca el crimen organizado, la trata de personas ni el terrorismo
- Defensor de los derechos humanos de todos, no de segmentos exclusivos o privilegiados
- Libre de toda forma de violencia, esclavitud, explotación humana
- Con un ejercicio ejemplar de la democracia del pueblo y no del poder antidemocrático del capital
- Capaz de vivir y desarrollarse en armonía con la naturaleza y cuidando las fuentes de las que depende la vida en el planeta.
“Nuestro reconocimiento a la intensa labor realizada por Barnet y el
Consejo Nacional. Felicitamos a los miembros de la nueva dirección, con
la certeza de que comprenden que su misión es desatar una batalla contra
la incultura y la indecencia, y en ese bregar los creadores deberán
ser, como pidió Fidel en Palabras a los intelectuales, protagonistas”.
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