La expresividad de sus gestos y la
dicción impecable caracterizan a esta inquieta mujer, de mirada profunda y
andar ligero, que un buen día decidió no distanciarse de la docencia.
“Nací en Maternidad del Puerto, en
La Habana, hace unos cuántos años, pero me reconforta saberme Hija Adoptiva de
Bayamo, ciudad en la que vivo desde los cuatro años.
“Lo primero que hice en el mundo
artístico fue cantar, era el gran sueño de mi vida, como mi madre no me dejó
estudiar en la Escuela Nacional de Arte, opté por una beca en la de Instructores
de Arte.
“Llegué a la Unidad 11, de El Caney
de Las Mercedes, cuando cursaba el octavo grado, egresé finalmente en la segunda graduación en la especialidad de Música.
“En la Dirección de Cultura, de la
Ciudad Monumento Nacional, me esperaba la única plaza que existía: Instructor
de coro infantil; acepté, pues tenía ciertos conocimientos en esa materia y
apartando las dificultades del camino, alcancé varios premios a nivel nacional.
“Al establecer la división político-administrativa
en 1976, declaran a Bayamo capital de Granma, entre otras acciones instituyen la
creación de un módulo cultural y viene a la ciudad Miguel Lucero, para formar
un grupo de teatro.
“El reconocido director tenía la
idea de montar la obra Cecilia Valdés, apreció en mí las características de ese
personaje, trató de conquistarme, pero no me interesó, mi gran pasión por el
canto era más fuerte.
“Me dijo que el teatro también daba
esa posibilidad, lo entendí, actué en Cecilia Valdés, canté como quise, audicioné en el entonces Centro de la música, me evalué
como locutora radial y conquisté varios premios en el medio, entre estos con el
programa infantil Cuenta linda, de Radio
Bayamo, escrito en sus inicios para mí por la realizadora Aracely Sarmientos,
recientemente fallecida.
“Por esa época, la Dirección
nacional de teatro me propone, junto a René y a Norberto Reyes, integrar el
claustro de profesores de la Escuela de arte Manuel Muñoz Cedeño, para la
formación de actores.
“Al principio me asusté, pensé en la
responsabilidad que asumiría ante tal empeño, pasé en La Habana un seminario
con el maestro Raúl Eguren y retorné a la escuela más preparada.
“Llevo más de 15 años impartiendo
actuación y voz, y dicción, disfruto lo que hago, sobre todo porque amo enseñar,
no hay mayor satisfacción que ver a los estudiantes graduados con buenos
resultados.
“Siento el gozo de tener egresados trabajando
en la Televisión Cubana, en el cine,
en importantes colectivos teatrales o dirigiendo grupos, me siento superorgullosa
y complacida de ellos”.
LA
ANÉCDOTA
“De visita por La Habana, asistí a
una puesta teatral, en compañía de Yudexi de la Torre y otras profesoras, durante
la representación les comenté sobre lo que me cautivó por la actuación y la dicción.
“Una de mis acompañantes me dijo: ‘Ese
actor fue alumno tuyo’. Salí a buscarlo inmediatamente, nos abrazamos y sin
dejar de llorar lo felicité, era el orgullo de haber sido su maestra, es lo mejor que le
puede pasar a quien se dedica a la difícil misión de enseñar.
“Es el mismo placer que siente el
actor cuando recibe el aplauso del público, no hay nada que supere la emoción
de esos momentos”.
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